Un claro ejemplo de trabajo en equipo es
la empresa Irizar, la cual fue creada en el año 1889 por José Francisco Irizar
en un pueblo situado en el País Vasco. Y en 1963 se unió a MCC (Mondragón Corporación Corporativa) y se convirtió en una cooperativa cuya actividad es el diseño, desarrollo y carrozado de autocares de lujo. En los
noventa Irizar atravesó una fuerte crisis, por ello se incorporó en 1992 Koldo
Saratxaga, quien
decidió que era necesario llevar a cabo cambios drásticos para salvarla: eliminó
la jerarquía (con ausencia de todo tipo de jefe), fomentó la participación
de los trabajadores mediante el trabajo en equipo, se centró en autobuses de
lujo personalizados e hizo una renovación de plantilla para que los
trabajadores fueran más jóvenes. Así pues pasó a ser una organización
gestionada por procesos orientada a la satisfacción del cliente y caracterizada
por una progresiva autogestión de las personas, fundamentalmente a
través del trabajo en equipo.
“Se trata de
un modelo basado en una relación “libertad-responsabilidad”. Estamos
orientados a conocer, servir y añadir valor al cliente, así que nuestra estructura
gira en torno a equipos multidisciplinares autogestionados”, sostiene
Saratxaga.
De modo que este modelo de gestión, y dentro de él el trabajo en equipo,
permitió a
Irizar salir de la crisis y convertirse en
la empresa más eficiente del mundo de su sector, adquiriendo numerosos premios
como el que obtuvo en el año 2000: el premio Europeo de la Excelencia Empresarial.
Desde su
origen, la credibilidad en las personas fue determinante para mantener el
modelo. En
Irizar las oficinas se encuentran en el mismo nivel que la zona de producción
(se considera a todos los trabajadores iguales) y están separadas por
grandes cristaleras, de manera que se encuentren perfectamente comunicadas,
dado que en la empresa se impulsa la comunicación interna para mejorar
la información y comunicación con el objeto de tener personas cada vez más
comprometidas y hacerles partícipes de las acciones y decisiones que
les afectan.
Además a nadie le importa a qué hora se
empieza o se termina de trabajar, nadie debe fichar, el control se ejerce sobre
los resultados, por lo que los equipos deben organizarse para que el trabajo
encargado esté hecho a tiempo. La premisa es que las personas conocen
sus responsabilidades y objetivos y los cumplen.
“A la gran
mayoría de los implicados les gusta participar de una u otra forma en el
proyecto y compartir el éxito. El trabajo en equipo motiva la inteligencia
emocional y por tanto la capacidad de crear, de ser innovadores. Es
un modelo de éxito, que no deja atrás a nadie y donde todas las personas
aportan lo que pueden de una u otra manera”, comenta Saratxaga.
A pesar de que no existen jefes en la
compañía, sí que existe un equipo responsable del área que define las
prioridades y los equipos, y dentro de estos uno de los miembros se encarga de
liderarlo.
Algunas de las ventajas que se
observan en Irizar son la alta participación y motivación de los trabajadores, el
mayor conocimiento e información, el surgimiento de nuevas formas de abordar
los problemas y el aumento de la calidad del trabajo. Y algunos de los inconvenientes
pueden ser la existencia de oportunismo, ya que siempre habrá alguien que
trabaje menos que los demás, o la posible dificultad entre los trabajadores
para ponerse de acuerdo en la toma de decisiones.
¿Te gustaría trabajar en una empresa
como Irizar donde la base fundamental es el trabajo en equipo?
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