Cloud Computing, y cuando W. Forssmann se operó el corazón desde su propio codo
Cuentan
los historiadores que, en 1929, el cirujano Werner Forssmann se hacinó
clandestinamente en el sótano de un hospital y, por primera vez en la historia,
logró introducir un catéter en un corazón. Lo más llamativo de esta hazaña es
que el corazón que intervino era el suyo propio, y utilizó un espejo para lograr
que el instrumental entrara por su propio codo y alcanzara el órgano vital.
Sorprendentemente,
no era un caso aislado: científicos como Marie Curie, Leonardo Da Vinci o Nathaniel
Kleitman proyectaban esa misma imagen de científicos volcados en su
investigación, aislados en caóticos laboratorios, y sumidos en un ostracismo
profundo y agónico.
Para
fortuna de los científicos, la investigación ha evolucionado a una nueva dimensión
que dista años luz de esa arcaica realidad. Los descubrimientos ya no se
limitan a un laboratorio aislado, y en un mundo en el que, cada dos días, se
genera más información que desde el comienzo de la humanidad, no cabe hablar de
datos y apuntes que perviven en cuadernos de notas.
Actualmente,
nuestra sociedad dispone de unos medios tecnológicos que permiten el almacenamiento,
computación y análisis de todos esos datos de manera eficiente y económica. En
esta nueva realidad de vanguardia e innovación constante, el cloud
computing se ha convertido en una de las principales cartas de la
baraja:
Analizándolo
al detalle, el Cloud Computing consiste en el suministro de servicios
informáticos - como bases de datos, almacenamiento y análisis de información, o
desarrollo de aplicaciones - a través Internet, de manera que el usuario
únicamente paga por los servicios que utiliza y se beneficia del acceso a una
tecnología constantemente actualizada, una reducción de costes y un uso
eficiente de los recursos. Ya no necesita arriesgar ingentes cantidades de dinero
en adquisición de hardware, o incurrir en elevados gastos de mantenimiento,
sino que minimiza esos costes y se abre la puerta a un mundo de posibilidades: el
Cloud Computing permite el trabajo colaborativo, el acceso a sus servicios
desde cualquier dispositivo, lugar y momento, una capacidad de almacenamiento
ilimitada y, en definitiva, una flexibilidad que permite transformar ideas
utópicas en negocios de valor.
La
nube, o Cloud, adopta distintas formas en función de las necesidades del
contratante, entre las que se encuentran Saas, un medio por el que el proveedor
entrega al cliente el software de sus instalaciones para su uso a través de
internet; Paas, para la puesta a disposición del software y también su
respectivo hardware, o IaaS, en el cual se configura una auténtica
infraestructura de computación. A su vez, la nube también ofrece distintos tipos de contratación: nubes
públicas, privadas o híbridas, en función del alcance deseado. Como hemos
expuesto, una ilimitada combinación de opciones que se adapta a las cambiantes
contingencias y que, más allá de la teoría, tiene una infinita variedad de
aplicaciones prácticas.
Y, conociendo la teoría, es lógico preguntarse lo siguiente: ¿Qué aplicación real tienen los sitemas de Cloud Computing?
Imaginemos un despacho de abogados que virtualiza su trabajo en una nube
privada, y permite a sus profesionales acceder a sus archivos desde cualquier
lugar y trabajar en ellos de manera individual o colectiva. La idea es
poderosa, pero el cloud computing puede ir más allá:
La consultora tecnológica IBM creó una división empresarial centrada en
Cloud Computing y diseñó el icónico IBM Watson: un sistema de Inteligencia
Artificial (AI) en la nube que permite el análisis de datos no estructurados,
la consideración de tendencias sociales y el diseño de aplicaciones que
ridiculizan las antiguas tendencias de reacción y crean auténticas estrategias
de predicción. ¿Por qué adaptar mi empresa a los acontecimientos del 2018 –
reacción -, si puedo adelantarme a lo que va a suceder en el 2020 –predicción-?
Continuando con el análisis, estos resultados alcanzan su punto álgido con
su combinación con el Machine Learning: por medio de esta tecnología, se
facilita un algoritmo a los servicios de Cloud Computing y la infraestructura
se vuelve capaz de entender y aprender de manera autónoma. Así, IBM Watson no
solo podría predecir acontecimientos, sino que sería capaz de aprender de sus
propios descubrimientos y mejorar la precisión de sus decisiones.
Yendo más allá, algunos países han optado por combinar las funcionalidades
del Cloud Computing con otras disciplinas tecnológicas para maximizar sus
beneficios y lograr una aplicación práctica de los mismos en aspectos vitales
para el ser humano. Isabella Galeano, abogada especializada en Legal Tech,
explicaba en una reciente conferencia que el Estado de California ha diseñado
un pionero sistema de cloud aplicado a la justicia: dicha plataforma recoge
datos, información y todo tipo de cifras acerca de los ciudadanos, sus estudios,
sus hábitos o incluso sus bienes materiales. En aplicación de técnicas de Big
Data, un algoritmo analiza toda la información contenida en la plataforma Cloud y decide si el detenido es
inofensivo o si, por el contrario, resulta peligroso y ha de cumplir un régimen
de detención preventiva hasta la celebración del juicio.
El Estado de California consideraba que la antigua medida, de prestación de
fianza para la elusión de la prisión provisional, era discriminatoria por
razones económicas. La idea del algoritmo-juez parece una utopía inalcanzable,
pero ya ha aterrizado en nuestra sociedad y en octubre de este mismo año, los
tribunales de California eliminarán el régimen de fianza y dejarán la
decisión sobe la detención preventiva en manos de algoritmos e información
Cloud.
Sin embargo, si bien la nube aporta una retahíla de ventajas y beneficios, también
acarrea una serie de inconvenientes: sólo puede hacerse uso de los servicios de
Cloud con acceso a internet, se pierde el control de los datos y se confía,
quizás en exceso, en el proveedor de dichos servicios. Toda la información
queda centralizada en un mismo servidor, y es por ello por lo que el mayor
riesgo inherente al Cloud Computing versa sobre confidencialidad y seguridad en los datos.
El año 2018 estuvo marcado por una alerta constante ante las continuas
brechas de seguridad – véase caso Telefónica -, pero también por un icónico
RGPD que obligó a las entidades a adaptarse a una nueva y estricta normativa
sobe tratamiento y consentimiento. ENISA, tamabién conocida como la Agencia de Cibserseguridad de la
Unión Europea, publicó numerosos informes acerca del Cloud Computing y trató de
concienciar a la población sobre los riesgos inherentes al mismo: en una
realidad en la que la mayoría de proveedores de servicios Cloud ejercen su
actividad fuera de la UE, el control y la protección de esos datos queda en una
dimensión de alegalidad en la que diversas jurisdicciones se ven afectadas,
pero ninguna competente.
Adicionalmente, una vez los servicios Cloud se combinan con AI y Machine
Learning, se abre un polémico debate sobre la ética y la influencia de estos
servicios en la toma de decisiones: ¿es éticamente correcto que, un algoritmo
basado en información Cloud, que desconocemos los datos personales que
considera y cuyo funcionamiento no comprendemos, tome una decisión tan
relevante como determinar la pena de prisión de una persona? ¿Qué ocurre si los
datos que recoge en ese servicio Cloud atentan contra nuestro derecho a la intimidad?
¿Y si los criterios de sesgo que utiliza son discriminatorios?
En definitiva, los servicios de Cloud Computing sufren de ciertas
debilidades y necesidades de mejora. Los proveedores han de rediseñar las
propiedades de estas plataformas y perfeccionar los sistemas para garantizar,
no solo un entorno protegido y fiable, sino también una acceso offline o una
mayor flexibilidad. Sin embargo, y hasta
que ello ocurra, no debemos temer a un sistema que permite llevar nuestras
capacidades a su punto más álgido.
El Cloud Computing nos aporta infinidad de facilidades en nuestro día a
día, nos permite crear un auténtico entorno de economía colaborativa o incluso
materializar ideas antes inconcebibles. El CSCC – Cloud Standards Customer
Council – publicó el pasado año un informe sobre la aplicación de los servicios
de la nube a la salud de las personas. En su investigación, hablaban de un
sistema Cloud que, por medio de un dispositivo que portaba el paciente,
recolectaba información sobre sus constantes vitales y alertaba ante posibles
fallos del corazón para evitar intervenciones quirúrgicas. Quién le hubiese
dicho a Werner Forssmann,
que de haber nacido un siglo más tarde, igual no hubiese sido necesario que se
abriera el codo y se operara el corazón a sí mismo.
Y tú, ¿qué opinas sobre el Cloud Computing? ¡No dudes en dejar tu comentario y contarnos lo que opinas sobre IBM Watson o el nuevo método californiano para las penas de prisión! Y si quieres
más información, aquí te dejo un interesante vídeo para que profundices tus conocimientos de Cloud Computing de la mano de
IBM: ↓